14 de diciembre de 2010

El amor de mi vida

Sonará extraño que, en estos tiempos y siendo una mujer que siempre fue atractiva, diga estas cosas, pero en toda mi vida tuve sólo una pareja sexual. Hombres y mujeres fueron y vinieron, pero ella siempre ha estado ahí, y sólo me he entregado a ella. Y me seguirá hasta la muerte. Lo digo de forma completamente literal: sé que hará el más grande de los sacrificios y bajará al frío sepulcro conmigo. Casi lo hizo ya una vez, cuando tuvimos aquel terrible accidente en el que perdí la mano izquierda. Ella siguió conmigo, pegada a mí, consintiéndome, cuidándome, haciendo todo por las dos. Y, por si fuera poco, mi mano derecha jamás me ha sido infiel.