16 de diciembre de 2012

Familia

¿Usted, apreciado lector, qué entiende por familia? ¿El linaje o la cercanía?

En mi opinión, la familia no debería definirse en términos de cercanía genética. De linaje. Yo creo que un hijo adoptivo forma parte de la familia tanto como un hijo biológico. Y que los hijos del padrastro con los que crece un niño deben ser considerados su familia, y no el primo en cuarto grado al que no ha visto en su vida.
Estoy convencido que la familia se debe conceptualizar por el acoplamiento, más que por el parentesco. Si revisamos en los diccionarios, familiar puede estar definido en función del linaje, pero la gran mayoría de las acepciones hacen referencia a lo conocido, lo cercano, lo cotidiano. Aquello a lo que estamos acoplados.
Dicho acoplamiento depende, según logro entender, de dos factores: uno espacial y otro temporal.
El primero de ellos es la contigüidad: que estemos en contacto cercano con esa persona, objeto o concepto. Que esté ahí con nosotros. No en su casa a 100 km, aunque una haya pasado con ellos 20 años previos; no en su mundo, sino en el nuestro.
El segundo factor es la recurrencia: que ese contacto no sólo sea cercano espacialmente, sino sostenido con el tiempo. Que se repita una y otra vez. Y otra. Y otra. Y otra.
Así, la familia no es a quién visitas el domingo o con quién recibes el año nuevo. La familia es quien está ahí para tomarte de la mano cuando te sientes mal, quien te trae un vaso de agua cuando tienes sed, quien llora contigo por las pequeñeces de cada día y sonríe con tus minúsculas tonterías y bufonadas cada mañana. Que vive contigo: que con-vive.

Pero hay un tercer factor que, para mí, debe ser tomado en cuenta: el significado. La contigüidad y la recurrencia deben ser significativas. Deben significar lo suficiente como para desear mantenerlas. Para que la relación defina tu vida actual y se mantenga en la futura, para haya un auténtico acoplamiento ontogenético.
Lo familia, pues, tiene un significado muy especial. Significa más que los parientes, los amigos y los compromisos sociales y personales. Tu familia es tu casa, tu mundo; no los satélites que orbitan alrededor, no los cometas que cruzan de vez en cuando. Es tu vida. Eres tú. Llamar familia a alguien es darle un significado especial, un lugar único: es decirle eres lo más importante para mí, porque eres mi vida.
Ten mucho cuidado a quién dejas entrar en ese círculo pequeño pero vital, en un sentido bastante literal, porque es y será tu vida. Ten cuidado, también, a quién sacas o apartas. Todos esos cambios te definen, te hacen, y son esenciales al crecer, al madurar: dejar ir, aceptar, cambiar.

¿Es su familia quien usted quisiera que sea?